Miami, Florida.- Jorge Ramos pertenece a varios mundos. Nació en México y vive en Estados Unidos, donde durante 40 años ha desarrollado una fructífera carrera periodística que se encumbró a lo más alto desde la cadena hispana Univisión, empresa televisiva de la que se despidió el viernes 13 de diciembre como estelar del noticiario y el domingo 16 como presentador de un popular programa de análisis coyuntural.
“Este viernes es mi último noticiero en Univisión luego de 38 años. Y el domingo se transmite el último episodio de ‘Al Punto’ tras 17 años. Puro agradecimiento”, escribió el mexicano, que emigró a Estados Unidos en 1983.
El viernes 13 en un ambiente mezclado de tristezas y alegrías, Ramos se despìdió: «Este es mi último noticiero... comencé con 28 años de edad, sin canas, en este mismo lugar. Ahora tengo 66 y ya me ven».
A seguidas agregó: «Hace poco hice la cuenta y me ha tocado presentar alrededor de 8,000 noticieros, más o menos… Hay algo casi mágico y lleno de adrenalina en producir un noticiero en equipo. García Márquez tenía razón de que el periodismo es el mejor oficio del mundo, no puedo imaginarme ninguna otra profesión que me hubiera permitido una vida tan intensa y tan llena de satisfacciones y aventuras como ésta».
Ramos es un testigo de la historia: «El no haber delimitado fronteras me ha dado la flexibilidad y la perspectiva que un periodista necesita para ver las cosas y analizarlas», dice en el prólogo de su libro, «Atravesando Fronteras: la autobiografía de un periodista en busca de su lugar en el mundo», de 2002.
Sin tapujos, Ramos ha escrito y hablado sobre el racismo y la discriminación a los que se ha hecho frente en Estados Unidos, pero también sobre por qué ama a este país y puede llegar a ser, incluso, más patriota que muchos ciudadanos estadounidenses.
Con todo, Ramos siente que «no es de aquí ni es de allá», como dice la canción de Facundo Cabral.
Después de muchos años como presentador de noticias y de verse impedido a dar su propia opinión, tiene montones de cuentos atascados en la garganta: sus encuentros con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez; de EEUU, George W. Bush, o de México, Vicente Fox, por sólo citar algunos.
Ramos agradece a Estados Unidos «porque me diera las oportunidades que el mío no me pudo dar. Pero, al mismo tiempo, hay días en los que siento nostalgia del país en el que crecí. Y esa es una constante entre los inmigrantes de este y de cualquier otro país. Vivimos atravesando fronteras».
¿Cuál ha sido su experiencia más desagradable y, por el contrario, la que más satisfacción le ha proporcionado?, le preguntó la agencia EFE en una entrevista pasada.
Su respuesta: «Sin duda las más desagradables han sido las guerras. Me ha tocado cubrir las de El Salvador, el Golfo Pérsico, Kosovo y Afganistán. La experiencia más agradable es cuando te toca ser testigo de la historia. Como ciudadano del mundo, no ha habido, para mí, experiencia más alegre que la caída del Muro de Berlín en el 89».
Vida familiar
Además de la pantalla y los conflictos políticos, Ramos ha mantenido en la última década una estabilidad emocional al lado de Chiquinquirá Delgado, con quien mantienen una relación desde 2011, la cual logró fortalecer a pesar de la complicada agenda laboral del periodista mexicano.